DAR UN ABRAZO
-CANTO
DE CAMPANAS-
AUTORA: MARÍA IRENE GIURLANI , Embajadora de Paz
En
Planeta Lejano, había un lugar llamado Pequeña Comunidad. Allí, el Sol reinaba
en las plantas, en el viento y en las arenas, en las aguas… Vacacionar en medio de esa maravilla era vivir
y soñar con duendes y hadas y después despertar
en el más luminoso de los amaneceres.
En Pequeña Comunidad pasaban alegres, entre
risas y juegos, todos los niños de uno de los Mundos de Planeta Lejano llamado Pequeño
Mundo.
A
Alina, una de las niñas de Pequeño Mundo, que año tras año asistía a Pequeña
Comunidad, la llamaban ‘Poetisa petisa, de la risa pegadiza’, porque era de
baja estatura y escribía poemas que leía llorando de risa. Ese apodo se lo
había puesto su amigo Juan porque ella lo llamaba ‘Orangután haragán’, debido a
que era muy corpulento y antes y después de jugar, saltaba y comía tantas,
tantas bananas que nadie se explicaba cómo no se indigestaba.
Todos
los niños solían ir juntos a la playa
del lago Aguas Sabias. Un extra-ordinario lago
del cual se conocían varios mitos y leyendas que hablaban de Espíritus de la
Naturaleza, milagros y bendiciones. Un verdadero lugar paradisíaco, aunque las
playas estrechas se interrumpían, hacia el oeste, con un alto y peligroso
peñasco, del cual algunos niños, arriesgados pero entrenados, se tiraban al
agua. En aquel lago, rodeados de cocoteros y bananeros, saludables y rozagantes se bañaban, nadaban, surfeaban…
todos menos Alina que le temía a las Aguas Cristalinas, como ella las llamaba
para alejar su temor y porque no sabía nadar. Consciente de esto, Juan,
solidariamente, muchas veces había intentado animarla a ingresar al agua para enseñarle
a nadar:
-Ven Poetisa petisa de la risa pegadiza!...
Ven a las Aguas Cristalinas! Ven a nadar conmigo…
Alina
solía responderle:
-
Orangután haragán: Ve con tus bananas! Yo no tengo ganas…
Todos
respetaban su voluntad…Y ella se quedaba en la orilla con su Poe Testimonial,
como nombraba a su Diario Personal. En él escribía poemas, poesías y confidencias,
bajo miradas curiosas: algunas visibles como
las de los ágiles y juguetones monos trepados en los cocotero y otras miradas que
no se veían a simple vista…
Todo
era normal hasta que un día… al terminar de escribir:
HADA DEL AGUA
Te vi cual ángel cantando…
etérea sobre las aguas caminando.
Levabas tu larga cabellera
suelta,
avanzabas dejando blanca estela.
Y entre aguas danzantes
giraban tus peces acompañantes.
Me dijo una bruja:
En las noches de luna,
entre burbujas y espuma
tu cuerpo se esfuma…
de
pronto, salieron todos del agua, con tanto apetito y apuro por ir a merendar, que
sintiendo también ella el mismo deseo e inquietud, guardó presurosamente sus
cosas para unirse al grupo, como solían hacerlo, obedeciendo a sus padres, y
así partieron todos juntos.
Ya
en el gran comedor, mientras saciaban su apetencia, Juan estaba inusualmente impaciente
y molestaba a Alina diciéndole:
-Ven
Poetisa petisa de la risa pegadiza!
Ja!... Ja!... Hoy sí que te diste prisa! Y eso que estabas más quieta que una
ardilla con zapatillas… Ja!... Ja!... Por poco te olvidas tus poesías… Ja!... Ja!...
Todos
rieron… Y Alina, tolerando las insólitas
burlas de Juan y de los demás amigos, terminó rápidamente su merienda para ir a
refugiarse en su inseparable Poe Testimonial e ilustrar su último trabajo.
¡Qué
rara sensación sintió al no encontrar su Diario Personal!... Ese que nadie
leía, salvo ella... De la incertidumbre pasó a la desconfianza y sospecha. Y de
la desconfianza y sospecha hacia su amigo Juan, pasó al enojo. El enojo se
convirtió en rencor cuando Juan se negó a entregarle su Poe Testimonial… Él
trató de explicarle que no lo tenía, pero ella no confió y se negó al diálogo.
A partir de ese día, nada fue igual… ni
siquiera parecido…
Todos
comenzaron a sospechar de todos. A medida que pasaba el tiempo, cada día se
tornaba más sombrío… Los bellos amaneceres ya no brillaban. Sin Sol los días
eran fríos y ya nadie se bañaba en el lago… los niños poco se hablaban y no
jugaban… Los días, casi sin luz, se fueron haciendo tan cortos que la oscuridad
comenzó a reinar.
La
‘Poetisa petisa de la risa pegadiza’ ya no escribía ni reía…; estaba, como
todos los chicos, cada vez más desencantada y desesperanzada, triste y pálida…
a punto de enfermarse.
Un
día, o mejor dicho una noche, volvió al lugar donde estuvo por última vez con
su Poe Testimonial. Mientras avanzaba a ciegas… no vio que transitaba el camino
del peñasco y de pronto cayó en las Aguas Sabias… En medio de la desesperación por
nadar y salvar su vida, sintió algo así como el abrazo de un dulce canto de
campanas y una suave voz celestial que le decía:
-Avanza Alina! Avanza… Tú
puedes… Ten confianza!...
Su
esperanza despertó y pronto percibió una presencia conocida… Cuando unos
fuertes brazos la sostuvieron y elevaron, sintió confianza y colaboró con
aquella inesperada ayuda…
La
blanca Luna circular, que tanto tiempo había estado oculta, asomándose
resplandeciente, fue el mudo testigo de
la imagen de Alina llegando a nado a la orilla, en compañía de su amigo Juan.
Parados
uno frente al otro, se miraron amistosamente de frente y sus transparentes almas
reconciliadas se unieron descansando felices en un sostenido Abrazo…
Un
sorpresivo aplauso estalló entre los cocoteros y bananeros. Todos los niños,
escuchando y siguiendo la voz de sus corazones, se habían hecho presentes y
estaban allí rodeándolos.
Alina,
pasando de la certidumbre a la confianza y de la confianza al arrepentimiento… con el corazón colmado de gratitud hacia Juan,
le pidió perdón por haberse enojado y por no dialogar y escuchar su verdad,
desconfiando de él. Y luego le dijo:
-Jamás volveré a decirte ‘Orangután haragán’.
Con tu fortaleza física y buena voluntad
–benevolencia-
me salvaste la vida.
Ya no me importa el Poe
Testimonial; es más significativa nuestra Amistad.
Todos
comprendieron el mensaje… y vieron en Alina una altura más allá de su figura.
Ya nadie le diría ‘Alina la petiza’…
Después
de tantos días, o mejor dicho noches, comenzó a amanecer y en un instante de profundo silencio, un chirrido llevó
hacia sí todas las miradas. Vieron en aquel momento y en medio de la penumbra, una
simpática, rara y pequeña figura que parecía humanoide, algo así como un mono
saltarín pero con piel verde y puntiagudas orejas
largas, que se acercó con un Diario Personal y torpemente lo dejó a los pies de Alina. Fue
entonces cuando, los niños emocionados y rodeándolos en círculo, observaron que
Juan se inclinó, levantó el Poe Testimonial y se lo dio a ella…
Con
todo claro, el Sol, que no quiso estar ausente estiró, más brillantes que
nunca, sus cálidos brazos e incluyéndolos a todos, en el momento que eran Uno
en la misma Alegría de un mismo Abrazo… una misma Luz de Paz, se integró al
círculo resplandeciente de la gran humanidad
universal naciente.
Las
vacaciones terminaban… Después del Abrazo el color volvía a las mejillas de los
niños, como así también las risas, los juegos… y el bañarse en Aguas Sabias,
donde Alina se destacaba cada día más
por su coordinado estilo al nadar.
Al
llegar el día de la partida, la Poetiza fue con su Poe Testimonial hasta el
lago Aguas Sabias, se sentó en la orilla y escribió:
AGUAS SABIAS
Canto de campanas
traen tus aguas,
alas desplegadas
al Abrazo entregadas.
Canto de campanas
traen tus aguas,
notas esperanzadas
en el viento hermanadas.
Canto de campanas
traen tus aguas
miel pentagramada
de la Paz ansiada.
Luego, uniéndose al grupo, todos partieron llevando para Dar, un
suvenir especial en la mochila de su corazón: UN ABRAZO.
Fue así como al DAR UN ABRAZO, cada día cada uno se elevó, alegremente
creció y fue testigo y testimonio de la transformación de Pequeña Comunidad en
GRAN COMUNIDAD y de Pequeño Mundo en GRAN MUNDO.
Desde entonces Planeta Lejano es PLANETA CERCANO, esperando pacientemente
que la humanidad de cada uno se abra a la humanidad de ‘el otro’ en cada casa,
en cada barrio, en cada pueblo… y así DAR UN ABRAZO A LA HUMANIDAD TODA, para que brillen sobre la Tierra Mil Milenios de Paz[1].